Ha sido golpeado hasta matarlo en el centro de la ciudad, ante la indiferencia de la gente que filmaba la paliza en una céntrica calle de Civitanova Marche, municipio de 42.000 habitantes, en la provincia de Macerata, región de las Marcas, en la Italia central.
Alika Ogorchukwu, nigeriano, 39 años, casado, con un hijo de 8 años, era vendedor ambulante de pañuelos desechables y pequeños accesorios, y a veces pedía alguna moneda. Así lo intentó hacer con la novia de su agresor, Filippo Claudio Ferlazzo, 32 años, un trabajador de la misma ciudad.
«Bella, ¿me compras mis pañuelos o me das un euro?», habría dicho Alika a la novia de Ferlazzo con alguna insistencia. Este reaccionó con violencia y le golpeó con la muleta que el nigeriano utilizaba desde que fue atropellado por un automóvil cuando iba en bicicleta.
Llevaba más de diez años en Italia
«No sigas, así lo matas», gritó algún transeúnte. Pero Filippo Ferlazzo no se detuvo. Tras golpearle varias veces con la muleta, la víctima cayó al suelo y el agresor se subió encima continuando con la paliza. Así murió Alika Ogorchukwu, entre las miradas de la gente en la calle comercial de Civitanova Marche.
El agresor Filippo Ferlazzo fue detenido y está acusado de homicidio voluntario y también de robo porque se llevó el teléfono móvil de la víctima. La novia (45 años) de Ferlazzo ha declarado a la policía que el vendedor fue insistente y su compañero perdió los estribos.
Quienes conocían a Alika Ogochukwu lo describen como «una persona tranquila, positiva, sonriente y alegre». Vivía en Italia desde hace una decena de años. Su mujer trabaja en una empresa de limpieza. La foto de la agresión de Alika es portada en todos los periódicos italianos, que se interrogan sobre esta violencia sin sentido, ante la indiferencia de la gente.
Por: Noticonexion/efe/abc