De acuerdo con un estudio realizado de la mano de la Asociación de Bancos Múltiples de la República Dominicana (ABA) y la firma McKinsey, más de 1,000 mujeres, incluyendo emprendedoras activas y potenciales, cerrar la brecha de acceso al financiamiento femenino podría generar entre US$3,000 y US$7,000 millones para la próxima década. Esta cifra equivale del 8% al 17% del producto interno bruto (PIB).
Así lo explicó la coordinadora de ejecución del programa We Finance Code en BID Invest del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Jennifer Lantigua, al revelar cuáles son las principales barreras que enfrentan las mujeres emprendedoras en República Dominicana y que tienen un impacto en la economía local.
Durante la conferencia “We Fi Code: Panorama financiero de las empresas dominicanas”, celebrada en el marco del III Congreso Latinoamericano de Banca Sostenible e Inclusiva, la coordinadora destacó que, “las mujeres dominicanas tienen el deseo, el talento y la iniciativa para emprender, pero no cuentan con las mismas condiciones que los hombres. Nuestro rol es asegurar que también tengan las herramientas y el entorno para hacerlo”.
El análisis presentado por Lantigua resalta que, aunque el 44% de las empresas en el país son lideradas por mujeres, estos negocios contribuyen 1.7 veces menos al PIB que los dirigidos por hombres. Entre las causas principales identificadas se incluyen el menor tamaño promedio de estas empresas, ya que su concentración en sectores de bajo crecimiento y los altos niveles de informalidad, alcanzan hasta el 90%.
“Las mujeres tienen más intención de emprender que los hombres, 48 de cada 100 mujeres adultas manifiestan este deseo, pero menos de 1 de cada 10 logra iniciar un negocio, y apenas el 0.2% supera los RD$5 millones en ingresos anuales”, explicó la coordinadora. Además, las mujeres tienen un 46% más de probabilidad de operar en la informalidad, lo cual limita sus posibilidades de crecimiento.
Para la experta, entre las barreras que limitan el acceso al financiamiento están la desconfianza por parte de los inversionistas y la escasa oferta de productos financieros adaptados al género, así como el déficit en formación y competencias, particularmente en gestión, finanzas y liderazgo. De igual manera, identifica como limitantes la falta de redes de apoyo profesional, desconocimiento de programas, la sobrecarga de trabajo no remunerado, especialmente en el hogar, que dificulta la dedicación al negocio y las altas fricciones en los procesos de formalización. Como limitante también observa la complejidad y costo de trámites para obtener el Registro Nacional de Contribuyentes (RNC).
Lantigua propuso acciones que se pueden implementar desde el sector financiero para enfrentar estos desafíos, como monitorear las brechas de género en la colocación de crédito, diseñar productos con criterios de evaluación flexibles, capacitar al personal bancario en perspectiva de género y ofrecer más visibilidad a productos financieros orientados a mujeres.
Por esta razón, recomendó fortalecer las alianzas con el sector público, incluyendo los ministerios de la Mujer y el de Industria, Comercio y Mipymes (MICM) para ofrecer formación y asesoría personalizada y facilitar la transición desde la informalidad. “El sector financiero puede ser clave en la promoción de la formalización al vincular productos de entrada con orientación práctica y acceso a trámites”, afirmó Lantigua.
Como parte de la iniciativa, anunció que el programa We-Fi implementará una herramienta dirigida a entidades bancarias que permitirá visualizar el potencial económico de financiar emprendimientos femeninos. Lantigua subrayó que “el Código de Finanzas para Mujeres Emprendedoras es una hoja de ruta que convierte datos en acciones y busca cerrar la brecha de género desde las instituciones financieras y la ciudadanía”.
De acuerdo con un estudio realizado de la mano de la Asociación de Bancos Múltiples de la República Dominicana (ABA) y la firma McKinsey, más de 1,000 mujeres, incluyendo emprendedoras activas y potenciales, cerrar la brecha de acceso al financiamiento femenino podría generar entre US$3,000 y US$7,000 millones para la próxima década. Esta cifra equivale del 8% al 17% del producto interno bruto (PIB).
Así lo explicó la coordinadora de ejecución del programa We Finance Code en BID Invest del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Jennifer Lantigua, al revelar cuáles son las principales barreras que enfrentan las mujeres emprendedoras en República Dominicana y que tienen un impacto en la economía local.
Durante la conferencia “We Fi Code: Panorama financiero de las empresas dominicanas”, celebrada en el marco del III Congreso Latinoamericano de Banca Sostenible e Inclusiva, la coordinadora destacó que, “las mujeres dominicanas tienen el deseo, el talento y la iniciativa para emprender, pero no cuentan con las mismas condiciones que los hombres. Nuestro rol es asegurar que también tengan las herramientas y el entorno para hacerlo”.
El análisis presentado por Lantigua resalta que, aunque el 44% de las empresas en el país son lideradas por mujeres, estos negocios contribuyen 1.7 veces menos al PIB que los dirigidos por hombres. Entre las causas principales identificadas se incluyen el menor tamaño promedio de estas empresas, ya que su concentración en sectores de bajo crecimiento y los altos niveles de informalidad, alcanzan hasta el 90%.
“Las mujeres tienen más intención de emprender que los hombres, 48 de cada 100 mujeres adultas manifiestan este deseo, pero menos de 1 de cada 10 logra iniciar un negocio, y apenas el 0.2% supera los RD$5 millones en ingresos anuales”, explicó la coordinadora. Además, las mujeres tienen un 46% más de probabilidad de operar en la informalidad, lo cual limita sus posibilidades de crecimiento.
Para la experta, entre las barreras que limitan el acceso al financiamiento están la desconfianza por parte de los inversionistas y la escasa oferta de productos financieros adaptados al género, así como el déficit en formación y competencias, particularmente en gestión, finanzas y liderazgo. De igual manera, identifica como limitantes la falta de redes de apoyo profesional, desconocimiento de programas, la sobrecarga de trabajo no remunerado, especialmente en el hogar, que dificulta la dedicación al negocio y las altas fricciones en los procesos de formalización. Como limitante también observa la complejidad y costo de trámites para obtener el Registro Nacional de Contribuyentes (RNC).
Lantigua propuso acciones que se pueden implementar desde el sector financiero para enfrentar estos desafíos, como monitorear las brechas de género en la colocación de crédito, diseñar productos con criterios de evaluación flexibles, capacitar al personal bancario en perspectiva de género y ofrecer más visibilidad a productos financieros orientados a mujeres.
Por esta razón, recomendó fortalecer las alianzas con el sector público, incluyendo los ministerios de la Mujer y el de Industria, Comercio y Mipymes (MICM) para ofrecer formación y asesoría personalizada y facilitar la transición desde la informalidad. “El sector financiero puede ser clave en la promoción de la formalización al vincular productos de entrada con orientación práctica y acceso a trámites”, afirmó Lantigua.
Como parte de la iniciativa, anunció que el programa We-Fi implementará una herramienta dirigida a entidades bancarias que permitirá visualizar el potencial económico de financiar emprendimientos femeninos. Lantigua subrayó que “el Código de Finanzas para Mujeres Emprendedoras es una hoja de ruta que convierte datos en acciones y busca cerrar la brecha de género desde las instituciones financieras y la ciudadanía”.
Por: Noticonexion