Los impecables estilismos de la Reina han jugado un papel fundamental en su reconocible imagen de marca personal, apostando siempre por el aire ‘british’ del que es emblema
La imagen de la Monarca constituye sin duda unas de las marcas personales con más potencial de la historia. Inspiración y creadora de tendencias en muchas ocasiones, su estilo personal es seña inconfundible del verdadero estilo británico del que siempre ha hecho gala. Su peinado, los looks monocolor, su inseparable bolso de mano o sus sombreros y sus zapatos son algunos de los aspectos más reconocibles y que han definido su estilo con el paso de los años. La Reina tiene unas preferencias muy concretas asesorada siempre por Angela Kelly, modista ocasional y estilista, además de su ayuda de cámara desde hace décadas.
Un inseparable bolso de mano
La lealtad de la reina a la marca Launer se remonta a 1968, cuando Sam Launer le envió un bolso a juego con sus zapatos negros de Rayne. Años después, en 1981, Launer obtuvo de la monarca la Royal Warrant, el sello de confianza que la reina Isabel II concede a las tiendas de las que es clienta habitual. Desde entonces, si los rumores son ciertos, la Reina ha comprado más de 200 bolsos de Launer, prefiriéndolos generalmente del modelo Traviata y de color negro. Su precio es de 2.110 euros e incluyen un espejo a juego.
Sus más de 5.000 sombreros
El sombrero es uno de los accesorios fetiche de la Reina Isabel II y a lo largo de su reinado ha lucido más de 5.000 modelos. «Muy pocas mujeres modernas usan un sombrero como parte del uniforme de trabajo, aparte de los miembros de las fuerzas armadas», contaba el historiador Robert Lacey a la periodista Elizabeth Holmes, para ‘HRH: So Many Thoughts on Royal Style’. «El sombrero es un recordatorio de que la reina está contratada para un servicio, para un trabajo». Una razón que explicaría por qué el sombrero es parte fundamental de la mayoría de estilismos que la Reina ha llevado en actos y eventos oficiales. El artífice detrás de estos famosos sombreros es el británico Philip Somerville, conocido por ser el diseñador favorito de la Reina y por ser el creador de los sombreros que lució Lady Di a finales del siglo XX.
Fiel a sus zapatos
De tipo mocasín, con un tacón de entre 3 y 5 centímetros y algún que otro detalle metálico como hebillas o cadenas, el zapato de cabecera de Isabel II siempre lo firma Anello & Davide, una firma británica fundada en 1922 que hasta la década de los 60 comercializaba calzados para sectores como el cine, el ballet y el teatro. Tras el lanzamiento del diseño de unas botas para hombres que utilizaron Los Beattles, la marca se posicionó llegando a un público mucho mas amplio, que incluye diseñar zapatos para mujeres exigentes de todas las edades, figuras públicas y las estrellas favoritas del cine y el teatro. Anello & Davide fabrica los zapatos de la reina a mano en su tienda de Kensington, al oeste de Londres. Cada par de zapatos ronda las 1.000 libras, unos 1.200 euros.
Sus secretos de armario
‘The Other Side of the Coin’ o ‘La otra cara de la moneda’ es el título del libro de memorias de la estilista de la Reina Isabel II, Angela Kelly, quien lleva décadas trabajando a su lado y cuenta con la autorización de la monarca para revelar anécdotas sobre su vestuario. Se conocieron en 1992 cuando ella trabajaba como ama de llaves en casa del embajador británico en alemania. Diez años más tarde, la Reina creó un nuevo puesto para ella, el de Ayudante Personal, Asesora y Comisaria de Joyería, Insignias y Vestuario; y en 2012 le concedió la Real Orden Victoriana, máxima distinción en el Reino Unido por sus servicios. Kelly ha revelado diferentes entresijos del vestuario de Isabel II como que el motivo por el que siempre viste colores tan llamativos se debe a que tiene que ser vista entre la multitud vaya donde vaya. Además, la monarca ha llegado a cambiar hasta siete veces de look en un mismo día; y mientras Angela Kelly prepara varios bocetos por la noche es la propia Isabel II quien escoge el que más le gusta por la mañana.
Sus firmas de cabecera
Los bienes y servicios favorecidos por la monarquía británica son reconocidos con una ‘Royal Warrant’, un certificado de proveedor oficial que se traduce en la máxima marca de calidad. Hoy cientos de compañías e individuos pueden exhibir la codiciada distinción de trabajar «por designación de Su Majestad La Reina». La historia de la Royal Warrant o concesión real se remonta a la época medieval. Los documentos registran que el rey Enrique II concedió una a la empresa de tejidos Weavers’ Company en el año 1155. Hoy, un comité de la Casa Real hace recomendaciones, pero todas las decisiones finales son firmadas por el otorgante, ya sea la Reina, el Duque de Edimburgo o el Príncipe de Gales. Marcas como Burberry, Hunter o Barbour, todas ellas de fundación británica forman parte de esta honorable lista.
Los bienes y servicios favorecidos por la monarquía británica son reconocidos con una ‘Royal Warrant’, un certificado de proveedor oficial que se traduce en la máxima marca de calidad. Hoy cientos de compañías e individuos pueden exhibir la codiciada distinción de trabajar «por designación de Su Majestad La Reina». La historia de la Royal Warrant o concesión real se remonta a la época medieval. Los documentos registran que el rey Enrique II concedió una a la empresa de tejidos Weavers’ Company en el año 1155. Hoy, un comité de la Casa Real hace recomendaciones, pero todas las decisiones finales son firmadas por el otorgante, ya sea la Reina, el Duque de Edimburgo o el Príncipe de Gales. Marcas como Burberry, Hunter o Barbour, todas ellas de fundación británica forman parte de esta honorable lista.
Por: Noticonexion/efe/abc