La maltrecha situación económica y de salud en la que vivían muchos de los inmigrantes venezolanos y de otras nacionales se agravó con la llegada al país de la pandemia del Coronavirus en marzo pasado, convirtiendo ese segmento de la población migrante en más vulnerables y pobres.
Se estima que alrededor de 30,000 venezolanos viven en el país, el 97% de ellos sin estatus legal definido que decidieron venir a vivir al país, empujado por la situación sociopolítica y económica de su nación.
La migración se inició de manera significativa desde 2014, pero fue en 2015 y 2016 que cuando se acentuó la crisis en su país y disparó la llegada de los extranjeros, la mayoría de los cuales entró a territorio dominicano bajo el estatus de turista y que al pasar el tiempo se convirtieron en personas sin documentos.
Al no estar insertados en el sistema social, los extranjeros están excluidos de todos lo relacionado con la participación social dentro de un plan laboral formal. Muchas empresas no los contratan por falta de documentación a pesar de que una gran cantidad son profesionales calificados en su país, tampoco pueden estudiar en las universidades y el acceso a los servicios de salud son limitados.
Por: Adalberto de la Rosa