La manifestación independentista con motivo de la Diada del 11 de septiembre transcurre en estos momentos por el centro de Barcelona sin incidentes destacatables, una marcha importante en cuanto a participación pero muy lejos, lejísimos, de anteriores convocatorias. La marcha ha comenzado a las 17.14 -en evocación del año 1714- desde la plaza de Urquinaona en dirección al paseo de Isabel II, donde concluirá.
La manifestación se celebra este año bajo el lema ‘Lluitem i guanyem la independència’ (Luchemos y ganemos la independencia), y en la misma la entidad convocante, la Assemblea Nacional Catalana (ANC) acapara todo el protagonismo junto a sindicatos y plataformas de diferentes puntos de Cataluña y toda España.
A modo de ejemplo, y para calibrar la participación -a falta de datos oficiales-, la ANC ha anunciado hoy que han movilizado 200 autocares para traer gente de otros puntos del territorio, una cifra muy menor comparada con los 1.500 autocares de 2018, o los 1.800 de 2017.
Tras los abucheos que recibió ayer el presidente de ERC, Oriol Junqueras, en el Fosar de les Moreres -donde recibió gritos de ‘botifler’-, entre los republicanos se temía que la primera Diada de Pere Aragonès como presidente se convirtiera en un vía crucis de abucheos e insultos, la manifestación se ha desarrollado con relativa tranquilidad. Lo mismo ha ocurrido por la mañana en la ofrenda floral al monumento de Rafael de Casanova. Por la tarde, el jefe del ejecutivo catalán ha acudido a la marcha de la ANC en Barcelona escoltado por su mujer, Oriol Junqueras y varios consejeros.
A verlo, algunos asistentes gritaban «Puigdemont, el nostre president» o «No negociem», en referencia a la mesa de diálogo aunque también los habia que vitoreaban al republicano. Con todo, Aragonès también ha evitado la hostilidad del independentismo más exarcebado rodeándose de decenas de militantes de la JERC, las juventudes de Esquerra. En algunos momentos, la marcha ha derivado en una guerra de consignas entre quienes gritaban «Puigdemont» y los que lanzaban «president, president», apoyando al republicano.
No obstante, conforme ha avanzado la manifestación de este sábado también se han escuchado algunos pitidos y gritos de «traidor» y «botifler» de manifestantes que, en ver al presidente de la Generalitat, le exigian que «levantara la DUI».
Otro de los momentos tensos ha sido al paso de la columna por la puerta de la Jefatura Superior de la Policía Nacional. En plena Vía Layetana, la comisaria se ha convertido en los últimos años en objetivo del soberanismo, que exige su cierre y conversion en museo de la «represión».
A las puertas de la comisaría varios militantes de las joventudes de ERC han repartido rollos de papel de váter con fotos del Rey Don Felipe y de Don Juan Carlos entre los manifestantes. Al cabo de poco, se han encendido bombas de humo de colores y han lanzado los papeles y algunas latas a los agentes de los Mossos que custodiaban el edificio. A partir de entonces, se ha generado un esquema en el que decenas de manifestanes, los más jóvenes, increpaban a los agentes mientras el grueso de los manifestanres seguía bajando en direccion mar. La policía ha hecho varios amagos de intervención..
La manifestación de hoy llega en un momento de evidente desánimo entre las filas independentistas, principalmente por la falta de horizonte y la profunda división entre los partidos que han liderado el ‘procés’. La Diada se produce también tras la concesión de los indultos antes del verano y a escasos días de la celebración de la mesa de diálogo entre el Gobierno y Generalitat, por la que ERC apuesta y Junts desdeña.