Al combinar el informe del Banco Central de febrero de 2024 sobre crecimiento y estabilidad con los datos históricos de la deuda pública, se extraen conclusiones relevantes sobre la dirección económica del país.
El endeudamiento a mediano plazo está condicionado por el significativo incremento de la deuda en los últimos años. Sin embargo, la Dirección General de Crédito Público proyecta una moderación en su ritmo, sugiriendo el intento gubernamental de evitar que este problema se vuelva insostenible.
El Banco Central se enfoca en la estabilidad cambiaria y el crecimiento, mientras que el presidente ha prometido controlar el endeudamiento sin recurrir a una reforma fiscal renovada, tras el rechazo por diversos sectores de la reciente propuesta de Modernización Fiscal.
Es importante que cualquier contratación de nueva deuda se gestione con cautela para no comprometer la estabilidad macroeconómica. La clave será implementar políticas fiscales prudentes y mantener zonas aprovechables para atender a los sectores más vulnerables sin poner en riesgo el equilibrio fiscal.
Con un crecimiento proyectado del PIB del 5% a partir de 2024 y expectativas de estabilidad en la inflación, la capacidad del país para manejar su deuda podría mejorar. Este crecimiento ofrecería más ventajas fiscales para cubrir el servicio de la deuda sin afectar áreas como la educación y la salud. Sin embargo, aún queda la duda de si será posible alcanzar estos objetivos sin una nueva reforma fiscal que resuelva los déficits estructurales de ingresos sin afectar a los sectores más vulnerables y pobres del país.
El informe no aborda explícitamente una reducción de la deuda pública, pero resalta el ingreso de divisas por turismo, remesas e inversión extranjera directa como factores que pueden aliviar la presión sobre el financiamiento externo y contribuir a la estabilidad del cambio. Mantener esta estabilidad será determinante para evitar que aumente el costo del servicio de la deuda.
Otro elemento importante del informe es la solidez del sistema financiero, con bajo nivel de morosidad y una cobertura de provisiones del 267%. Esta fortaleza es fundamental para mantener la confianza en el sistema y facilitar la financiación de proyectos productivos. Además, disminuye el riesgo de que choques económicos inesperados desestabilicen la economía.
Si bien persisten críticas por el encarecimiento del costo de vida, la inflación se redujo a 3,57% en 2023, acercándose al rango meta del 4%. Esta tendencia reduce la necesidad de ajustes abruptos en las tasas de interés, facilitando el acceso al crédito y fomentando el consumo y la inversión. Sin embargo, la deuda doméstica sigue siendo preocupante, ya que las familias dominicanas están atrapadas en préstamos hipotecarios y personales, lo que podría desencadenar una crisis de endeudamiento si esta tendencia no se maneja prudentemente.
El entorno internacional presenta desafíos para la estabilidad económica del país. El Banco Central advierte sobre los riesgos derivados de tensiones geopolíticas y disrupciones en las cadenas de suministro, como los conflictos en Oriente Medio y Eurasia. La extensión del conflicto entre Israel y sus vecinos podría provocar una crisis energética que afectaría a países importadores de petróleo, como la República Dominicana. Asimismo, la guerra entre Rusia y Ucrania sigue agravando la crisis económica en Europa, debilitando particularmente a Alemania, Francia e Inglaterra, países considerados líderes del crecimiento de la Unión Europea.
El debilitamiento del orden unipolar liderado por Estados Unidos añade más incertidumbre. La consolidación del grupo BRICS+ y su apuesta por un sistema de divisas más diversificado, cuestionan seriamente la hegemonía del dólar en el comercio internacional. Esta tendencia podría redireccionar los flujos de capital hacia países emergentes como República Dominicana, afectando las condiciones de financiamiento externo.
El informe del Banco Central presenta un panorama optimista, pero sujeto a desafíos internos y externos. Mantener la estabilidad cambiaria, controlar la inflación y gestionar la deuda con prudencia serán claves para aprovechar el crecimiento proyectado del PIB y recuperar la holgura fiscal.
En lo que concierne a la deuda pública interna consolidada, Hipólito Mejía contribuyó con US$3,769 millones. Durante los dos periodos de Fernández, la deuda interna creció en US$2,770.4 millones en el primer período (2004-2008) y US$3,908.6 millones en el segundo (2008-2012), acumulando un total de US$6,679 millones. Medina, por su parte, incrementó la deuda interna en US$4,755.6 millones entre 2012 y 2016, y en US$7,528.4 millones entre 2016 y 2020, resultando en un total de US$12,284 millones.
Tanto en el caso de la deuda externa como de la interna, corresponden a Medina los mayores aumentos registrados, aunque Luis Abinader revela un notable crecimiento en menos tiempo. En las siguientes entregas, abordaremos las proyecciones de la deuda y las perspectivas económicas, basadas en el informe del Banco Central del 7 de febrero de 2024.
Por: Julio Santana