Después medio siglo en el que la familia Al Assad gobernó Siria con mano de hierro, una ofensiva relámpago de las fuerzas rebeldes cambió la realidad del país de la noche a la mañana.
En solo 12 días el poderoso grupo islamista Hayat Tahrir al Shams (HTS) y sus facciones aliadas precipitaron la caída del presidente Bashar al Assad, tras 13 años de guerra civil.
Esta guerra, que comenzó en 2011 con un levantamiento pacífico contra Al Assad, se convirtió en un conflicto sangriento y multifacético en el que participaron grupos de oposición, facciones extremistas y potencias internacionales como Estados Unidos, Irán y Rusia.
El fin de semana, el líder de HTS, Abu Mohammed al Jolani, dijo triunfante que la caída de Al Assad era «una victoria de todos los sirios».
Ahora muchos se preguntan cómo será la nueva realidad política del país tras una derrocamiento encabezado por una organización descrita como «terrorista» por los gobiernos occidentales.
Pero Al Jolani no es el único que desempeñará un papel decisivo en la configuración del nuevo orden en Siria.
Dentro del país hay una variedad de comunidades minoritarias y diversas sectas y religiones.
Y fuera de Siria también hay varias naciones y grupos cuyos intereses tendrán implicaciones importantes para la región y la seguridad global.
Un «importante actor estratégico»
«Siria es importante para Medio Oriente pero también es importante para el mundo porque en los últimos 10 años el país se ha convertido en una zona de competición entre distintos poderes geopolíticos», le dice a BBC Mundo Ali Bilgic, profesor de relaciones internacionales y política de Medio Oriente de la Universidad de Loughborough, en Inglaterra.
«Con el colapso del régimen de Assad se rompió el principal punto de conexión entre Irán y Hezbolá en el sur de Líbano y lo que se conoce como la ‘Media Luna chiita’. Esta región (donde la mayoría de la población es chiita) que comienza en Irán, pasa por el sur de Irak, por Siria con el régimen de Assad y Hezbolá en Líbano, ahora está también fracturada».
Y una de las consecuencias más importante de lo que ocurrió este fin de semana, señala el experto, es que Rusia e Irán han llegado al límite de su influencia en la región, y esto tendrá importantes implicaciones en la política global.
Los gobiernos de Moscú y Teherán han sido descritos como los «principales perdedores» tras la caída de Assad.
A continuación te presentamos a algunos de los actores que se verán afectados por la configuración de un nuevo orden en Siria.
Turquía
Turquía, que ha lanzado numerosas operaciones militares en Siria, principalmente contra las fuerzas lideradas por los kurdos sirios, ahora efectivamente controla una zona a lo largo de la frontera norte del país.
También apoya a facciones que pelearon contra Al Assad, como el Ejército Nacional Sirio y el Ejército Libre Sirio.
Pero el principal enemigo de Turquía no era Bashar al Assad, sino las fuerzas kurdas sirias, a las que acusa de respaldar a grupos separatistas armados en Turquía.
Varios analistas indicaron que Turquía probablemente dio su aprobación tácita a la ofensiva de HTS, con el presidente Recep Tayyip Erdogan expresando su apoyo al avance rebelde.
«Sin duda podemos decir que Turquía es el principal ganador con la caída del régimen de Assad», señala Ali Bilgic.
«El HTS no está apoyado directamente por Turquía. De hecho, Ankara también considera a HTS una organización terrorista, igual que EE.UU. y Reino Unido. Pero aunque no sabemos cómo ha ayudado a HTS en su ofensiva, lo que sí sabemos es que Turquía le ha ayudado a deshacerse de sus credenciales islamistas y a convertirse en una organización más política y más moderada».
El interés de Turquía en Siria ahora, afirman los expertos, es ver de cerca quién ocupará el poder en el país y prevenir cualquier expansión de la influencia de los grupos kurdos.
«Lo que Turquía no quiere en Siria es una federación, o incluso una confederación, un tipo de región autónoma kurda en Siria», explica Bilgic.
«Lo que quiere Ankara es un gobierno centralizado y ahora va a estar ejerciendo presión para crearlo».
Qatar y Arabia Saudita
Ha habido informes en los últimos días de que Qatar -quien se dice que durante mucho tiempo ha apoyado a HTS– parece estar liderando el esfuerzo de las naciones árabes para crear un gobierno de transición en Siria.
El domingo, una declaración qatarí subrayó «la necesidad de preservar las instituciones nacionales y la unidad del Estado para evitar que (Siria) caiga en el caos».
Como explica Ali Bilgic, Turquía y Qatar, que tienen intereses políticos similares en Siria, han estado cooperando en ese país durante mucho tiempo.
«El principal interés de Qatar en Siria será la prevención de la formación de un régimen ‘satélite’ que sea apoyado por Arabia Saudita, que es su principal competidor en la región».
«Qatar, además, ha jugado un papel importante como mediador en la guerra de Israel en Gaza y eso ha ayudado a incrementar su perfil internacional, así que es fácil pensar que será un actor influyente en la forma como se configure la política en la nueva Siria».
Los qataríes están instando a aplicar resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que desde hace años han pedido formar un nuevo gobierno sirio que incluya a miembros del régimen y de la oposición.
Las fuerzas kurdas
Otro de los grupos que miran con interés la formación de un nuevo gobierno en Siria son las Fuerzas Democráticas Sirias, principalmente formadas por kurdos y apoyadas por Estados Unidos y la Unión Europea.
Las fuerzas kurdas han consolidado su control en varios poblados y ciudades en el noreste del país, formando una región autónoma en la zona.
Pero su principal lucha es contra su antiguo enemigo, Turquía, que los considera «una amenaza para su seguridad nacional», debido a sus conexiones con el movimiento separatista turco PKK.
Pero como explica Ali Bilgic, «estos grupos han sido muy influyentes no sólo derrotando a las fuerzas de Assad en la guerra civil, sino también derrotado al Estado Islámico».
«Creo que en esta zona en el norte de Siria podría haber inestabilidad en el futuro si Turquía decide lanzar un ataque en los próximos días o semanas».
Por ahora, los kurdos estarán decididos a mantener sus territorios y esperan alguna participación en cualquier nuevo gobierno sirio.
Estados Unidos y Rusia
Según Ali Bilgic, la forma en la que actúen los principales actores en Siria dependerá en gran parte del papel que Estados Unidos decida desempeñar en ese país.
Para Washington, la caída del régimen de Assad, que estaba respaldado por Moscú y Teherán, es una señal positiva después de haber estado buscando reemplazar al gobierno sirio con medios directos e indirectos desde 2011.
El presidente Joe Biden declaró el domingo que la situación en Siria es «un momento de riesgo e incertidumbre» para la región.
Pero Biden sólo permanecerá en su cargo durante las próximas semanas. Y el presidente electo, Donald Trump, refiriéndose a Siria el sábado en sus redes sociales, escribió: «ESTA NO ES NUESTRA LUCHA… NO SE INVOLUCREN!».
Como explica el experto de la Universidad de Loughborough, «si realmente Estados Unidos decide no involucrarse en Siria el vacío de poder, una vez más, será llenado por otros actores y uno de esos actores podría ser Rusia».
«Si ocurriera eso, Rusia sin duda luchará para mantener sus bases en Siria, en particular su base naval que es el centro de sus operaciones para el África subsahariana».
Por ahora, a pocas semanas del cambio de presidente en Washington, no está claro qué papel jugará Estados Unidos en el nuevo orden sirio.
Pero como explica Ali Bilgic, «es difícil pensar que cualquier presidente estadounidense simplemente diga: ‘No estamos interesados en Siria'».
«Hay mucho en juego para Estados Unidos y no creo que Donald Trump simplemente deje que otros poderes ocupen el vacío en Siria».
Washington, además, mantiene una fuerza de unos 900 soldados en las zonas de extracción de petróleo controladas por los kurdos en el noreste de Siria y una guarnición en el sureste.
El papel de Estados Unidos en la guerra civil siria cambió varias veces. Pero incluso Donald Trump en su primera presidencia entendió que salir del país por completo no era una «alternativa viable» para proteger los intereses de su país, explica Bilgic.
«No era viable, en parte porque los grupos kurdos necesitaban apoyo de las fuerzas estadounidenses porque esos grupos controlan y mantienen algunos de los campos de internamiento de los excombatientes de Estado Islámico y sus familias».
«Pero tampoco es viable porque los recursos naturales de Siria, principalmente petróleo y gas natural, están ahora bajo control de los kurdos en el norte del país, y allí es donde están desplegados los soldados estadounidenses», agrega el experto.
Así, en los próximos meses, mientras se lleva a cabo la transición de poder y se discute el futuro político de Siria, una de las principales preguntas será quién tendrá el control de los recursos naturales del país.
«Por ahora no se está hablando de eso, pero creo que cualquier gobierno central en Damasco no permitirá que los kurdos tengan control total del petróleo y del gas natural del norte de Siria».
«Y si es así, las fuerzas de Estados Unidos estarán en el área para proteger los intereses del país, así que no creo que Washington salga de Siria. Dudo que Donald Trump tenga una visión tan limitada».
Irán y Hezbolá
Irán, que era uno de los principales respaldos del régimen de Assad, ha dicho que espera que continúen las relaciones «amistosas» con Siria.
Teherán brindó un importante apoyo militar a las fuerzas de Assad y entrenó a una de las principales fuerzas paramilitares que lucharon contra los grupos armados de oposición en el punto álgido de la guerra siria.
Sin embargo, el corresponsal de la BBC en Medio Oriente, Hugo Bachega, afirma que la influencia de Irán ahora ha sufrido un duro golpe.
«Siria bajo Al Assad fue parte de la conexión entre los iraníes y la milicia libanesa de Hezbolá. Fue clave para la transferencia de armas y municiones al grupo libanés.
«El propio Hezbolá ha quedado gravemente debilitado en Líbano después de su guerra con Israel. En la fase más violenta de la guerra civil en Siria, Irán envió asesores al país y Hezbolá desplegó a sus combatientes para ayudar a Assad a aplastar a la oposición», señala Bachega.
«Irán también ha visto a los hutíes en Yemen siendo blanco de ataques aéreos. Todas estas facciones, más las milicias en Irak y Hamás en Gaza, forman lo que Teherán describe como el Eje de Resistencia, que ahora ha resultado gravemente dañado.
Algunos analistas ven la caída del gobierno de Assad como un golpe casi definitivo para Hezbolá.
«Siria, que ha sido la columna vertebral y la principal ruta de suministro de Hezbolá, ahora ha quedado aislada», dice la periodista del servicio árabe de la BBC Carine Torbey.
Por su parte, Hugo Bache señala que «esta nueva realidad será celebrada en Israel».
Israel
Después de más de un año de guerra en Gaza y Líbano, el ejército de Israel está muy ocupado, aunque eso no ha evitado que periódicamente bombardeara objetivos militares en Siria.
Ahora el ritmo de los acontecimientos en su vecino del norte, es motivo de verdadera preocupación.
A los israelíes les preocupa especialmente quién podría hacerse con el supuesto arsenal de armas químicas de Bashar al Assad.
Desde la caída de Al Assad el fin de semana, aviones de combate israelíes han llevado a cabo docenas de ataques en todo Siria contra objetivos militares.
Según medios locales, entre los lugares atacados se encuentra un centro de investigación con presuntos vínculos con la producción de armas químicas.
Además, este domingo el gobierno israelí anunció que su ejército se apoderó temporalmente del control de la zona desmilitarizada en los Altos del Golán, afirmando que el acuerdo de retirada firmado con Siria en 1974 había «colapsado» porque las tropas sirias habían abandonado sus puestos.
Israel se apoderó de los Altos del Golán en las últimas etapas de la Guerra de los Seis Días de 1967 y en diciembre de 1981, con Menachem Begin como primer ministro, se anexó esa región.
Se calcula que hay más de 30 asentamientos judíos en esta zona, en los que viven unas 20.000 personas. Estos conviven junto a otros 20.000 sirios, la mayoría de ellos árabes drusos, que no huyeron cuando los Altos del Golán fueron anexionados.
Los asentamientos se consideran ilegales según el derecho internacional, aunque Israel lo niega. Siria siempre ha insistido en que no aceptará un acuerdo de paz con Israel a menos que se retire de todo el Golán.
Durante el levantamiento sirio de 2011, Israel hizo el cálculo de que Assad, a pesar de ser aliado tanto de Irán como de Hezbolá, era preferible a lo que podía surgir si caía su régimen.
Este domingo, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu insistió en que su país «enviará una mano de paz» a los sirios que querían vivir en paz con Israel.
Por: Noticonexion/bbc