Su escasa utilidad y status de subestimado lo obligaron en el pasado reciente a cruzar las fronteras del béisbol dominicano, del cual hoy, y fruto de su dedicación y consistencia es difícil que Rubén Sosa pueda apartarse.
Tiene residencia en la misma sede, pero representa colores diferentes, las vociferaciones de los fanáticos de uno y otro club también son distintos, pues mientras los parciales del Licey les coreaban “¡Chímbala, Chímbala, Chímbala!” cuando ingresaba al juego casi siempre como corredor emergente en busca de anotar una carrera ganadora, el rugido de los seguidores de los Leones en “¡MVP, MVP, MVP!” cada vez que acudía al pentágono, principalmente en ese complicado tramo final de la serie regular.
Sus estadísticas así lo revelan, 24 remolcadas formando con Juan Carlos Pérez un extraño binomio de líderes en ese renglón en que los dos se despidieron sin jonrones. Ambos pasaron a la historia como los cabezas de este liderato con la cantidad más baja en los anales de la Liga dejando en el pasado la marca que estaba vigente desde 1991-92, año en que Julián Yan, Gerónimo Berroa, Luis de los Santos y Francisco Cabrera culminaron con 25 cada uno.
Asimismo, Sosa registró además un promedio de .436 (39-17) con corredores en posición anotadora, su average general fue de .299, logros muy sobresalientes en un circuito donde el pitcheo dominó de tal forma que apenas dos hombres levantaron sus puños como bateadores de .300, Ronny Rodríguez (.306 con Aguilas) y Ramón Torres (.306 con Gigantes). Estos fueron los promedios más bajo, superando los .310 que registró Domingo Mitchel en 1988-89, su campaña de triple corona.
Buen negocio para el Escogido
Negociado este año en una transacción carente de ruido con el Licey, por Nelson Payano, cuya labor limitada se sintetizó a tres entradas, Sosa, en cambio causó grandes estragos, se convirtió en un sólido segundo bate para el Escogido, conjunto al que lideró en seis renglones, anotadas (20); empujadas (24); hits (43); triples (3); Sluggins (.443) y OBP (.406).
“Gracias a Dios que pude demostrar que tengo la capacidad de jugar en este béisbol, solo necesitaba oportunidad y confianza para hacerlo”, dijo el feliz pelotero de 26 años, nativo de Santo Domingo y cuyo bate gigante con los melenudos contrasta con su estatura de apenas 5”7.
Profesante del cristianismo, de hablar pausado, Sosa finalmente enseña un bate respetable y consistente en la primera oportunidad que recibe de estar cada día en la alineación, luego de tres campañas con los Tigres en los que se combinó para agotar apenas 55 turnos.
Un viajero, que en el 2014 y 2015 fue prestado a los Cangrejeros de Santurce, en Puerto Rico, equipo con el que bateó .307 (114-35), con cuatro dobles y 16 remolcadas e incluso representó a la Vecina Isla en la pasada Serie del Caribe efectuada en su propia tierra.
“Si supieras no guardo el más mínimo rencor al Licey, a ellos led agradezco lo poco que jugué aquí, Dios me tenía guardado el hecho de demostrar que si puedo ser un jugador de todos los días en nuestro béisbol”, expresa Sosa, uno de los principales artífices por la cual el Escogido registró otro regreso milagroso, se inscribe una vez más en el round robin y hoy la frase Duros de Matar es de las que más se exhibe en los medios impresos y electrónicos, claro está incluyendo las pujantes redes.
UN CAMBIO RADICAL
Tras su pujante promedio de .299 (144-43), el diminuto jugador, cuya mayor cantidad de turnos en el béisbol invernal habían sido 39 con los bengaleses en el 2014-2015, se inscribe en el amplio grupo de peloteros que tras ser relegado a un segundo plano han rendido a granel bajo la tutela de Moisés Alou, quien ve a sus Leones clasificar por séptima ocasión en sus ocho campañas al frente de la gerencia general.
Daniel Cabrera, Pablo Ozuna, Jorge Sosa, Jordany Valdespín, Alex Valdez, Pedro López, Mauro Gómez, Fernando Tatis representan ejemplos que jugaron roles protagónicos en cualquiera de los pasados cuatro cetros escarlatas, grupo al que acaba de hacer su entrada el popular Chímbala.
“Sin dudas ha sido el pelotero más consistente del equipo, nuestro Jugador Más Valioso”, señala José Gómez, asistente de Moisés sobre el pelotero de 26 años, quien hace poco fue premiado tras ser firmado por los Reales de Kansas City con un pacto de Liga Menor. A nivel general discutirá el premio de la Liga con los aguiluchos Rodríguez y Pérez, el gigante Torres y algo de Kevin Marte, el abridor de los Leones, quien culminó con foja de 5-1 y efectividad de 1.44, líder del circuito.
Sosa no esconde su alegría por haber salido del anonimato y registrar un magnífico desempeño con el Escogido, cuyos fanáticos les vociferan con insistencia con el más sagrado de los premios, una diferencia del “cielo a la tierra” a la condición de subestimado que tenía en el pasado.