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A medida que el invierno se acerca, Rusia ha intensificado su campaña de ataques contra la infraestructura crítica de Ucrania, con el objetivo de debilitar su resistencia y dificultar las condiciones de vida de la población civil. El más reciente ataque dejó gravemente dañada una planta de energía térmica, lo que representa un nuevo golpe a la ya frágil red eléctrica ucraniana. Este tipo de ofensivas busca no solo generar apagones, sino también afectar el ánimo social y frenar la producción militar.
Daños estratégicos a la red energética
El ataque, confirmado por DTEK, el principal operador eléctrico de Ucrania, dejó al menos dos heridos y dañó severamente una instalación clave, cuya ubicación no fue revelada por motivos de seguridad. Desde el inicio de la invasión, el sector energético se ha convertido en uno de los principales campos de batalla. Las autoridades aseguran que Rusia ha convertido el invierno en un arma, repitiendo año tras año esta estrategia de asfixia energética.
Resistencia civil ante las condiciones extremas
En ciudades como Shostka, en la región de Sumy, la población ha sido duramente golpeada por los cortes de energía. Las autoridades locales han habilitado puntos de apoyo donde los vecinos pueden calentarse, recibir comida caliente y cargar sus teléfonos. La solidaridad y la resiliencia civil se han vuelto clave: se han difundido mensajes públicos con ubicaciones de ayuda y llamados a llevar platos y utensilios personales. Mientras tanto, Ucrania intenta responder con ataques de largo alcance que también han dejado sin energía a varias zonas rusas.
Una guerra de drones y resistencia cruzada
La noche del miércoles fue testigo de una intensa ofensiva aérea: Rusia lanzó 183 drones de ataque y señuelo, de los cuales 154 fueron interceptados, según la fuerza aérea ucraniana. A su vez, Ucrania respondió con ataques en la región fronteriza de Belgorod, donde murieron tres personas. El cruce constante de ataques demuestra cómo la infraestructura energética se ha vuelto un objetivo prioritario para ambas partes, elevando el costo humano y logístico de una guerra que no da señales de frenarse.
Por: Noticonexion/efe/ap
