El mandatario sandinista aparece en los actos oficiales muy encorvado, con visible fatiga y discursos incoherentes.
Aquejado por una serie de enfermedades crónicas que ha logrado mantener bajo control, el presidente de Nicaragua , Daniel Ortega , cumple 80 años este martes (11.11.2025), afincado en el poder desde los últimos 19, luego de tres cuestionadas reelecciones y tras aplastar una rebelión social que puso en jaque a su gobierno en 2018.
Encorvado, inflamado y con visible fatiga, Ortega sigue apareciendo en los actos oficiales en Managua junto a su esposa y «copresidenta” Rosario Murillo, su hija Camila y uno de sus nietos menores, de apenas dos años, que la prensa oficial proyecta como «símbolo de esperanza y continuidad» en la nueva dinastía nicaragüense.
«Daniel Ortega es el más longevo de todos los dictadores que ha tenido Nicaragua”, dice en entrevista con DW la historiadora Dora María Téllez, legendaria excomandante guerrillera sandinista que ayudó a derrocar a la dictadura de los Somoza en 1979.
La familia Somoza gobernó Nicaragua durante casi medio siglo, pero el patriarca, Anastasio Somoza García, murió en un ataque a balazos a los 60 años, y su hijo «Tachito” Somoza Debayle, en un atentado a los 55.
«Ortega es también el que más tiempo ha acumulado en el poder: diez años en la década de 1980 y diecinueve años ahora”, desde su regreso al gobierno, en enero de 2007, recuerda Téllez, quien, por enfrentar cívicamente al actual régimen, fue encarcelada, desterrada y despojada de su nacionalidad junto a más de 300 opositores en 2023.

Hay quienes afirman que Ortega lleva, de hecho, más de 36 años manejando «los hilos del poder” en su país, ya que tras perder las elecciones de 1990 decidió «gobernar desde abajo”, haciéndole la vida imposible a su sucesora demócrata Violeta Chamorro y pactando con el liberal Arnoldo Alemán hasta modificar la ley electoral para asegurar su retorno, después de 16 años en la oposición.
A juicio de Téllez, para Nicaragua ha sido «nefasta” la reelección continua instaurada por Ortega a partir de 2011, emulando al dictador Somoza, contra el cual los sandinistas lucharon siendo adolescentes. «Esto ha devenido en la formación de una oligarquía corrupta, la represión generalizada como instrumento de control y un Estado de terror sobre la gente en mi país”, afirma.
Durante las protestas de 2018, Ortega y Murillo ofrecieron un «diálogo nacional” a los líderes políticos, estudiantes y campesinos, bajo mediación de la Iglesia católica, invitando a negociar una salida pacífica a la crisis. Pero el viejo caudillo sandinista tenía otro plan: ganar tiempo para armar a un ejército de más de 3.000 paramilitares que salieron a las calles a matar opositores.
El poder asegura impunidad
Mediante su Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua (GHREN), formado hace tres años, las Naciones Unidas han documentado en detalle la represión desatada desde entonces, y la responsabilidad de Ortega, Murillo y su estructura de poder en la comisión de crímenes de lesa humanidad.
«La prolongada permanencia de Daniel Ortega ha generado un sistema cerrado, en el que el poder político, económico y judicial se confunden. Las consecuencias son visibles: un espacio cívico asfixiado, la migración de cientos de miles de nicaragüenses y un aislamiento internacional cada vez mayor”, dice en entrevista con DW el abogado neoyorquino Reed Brody, miembro del GHREN.
Sin embargo, Ortega «no es el decano del autoritarismo mundial”, aclara Brody, conocido como «el cazador de dictadores” por su trabajo jurídico en defensa de los derechos humanos. «Hay líderes como Teodoro Obiang, en Guinea Ecuatorial, o Paul Biya en Camerún, que superan los 40 años en el poder», señala.
O como el desaparecido dictador español Francisco Franco, que gobernó de 1936 a 1975 bajo un régimen de terror que dejó cientos de miles de exiliados y asesinados, muchos de ellos en campos de concentración.
«A lo largo de la historia hemos visto a líderes autoritarios mantenerse en el poder durante décadas, desde Franco en España hasta Augusto Pinochet en Chile. Porque la longevidad en el poder suele ir acompañada del desmantelamiento sistemático de las instituciones que podrían imponer límites o exigir rendición de cuentas”, explica Brody, autor del libro To catch a dictator

Otros tiranos longevos son el ugandés Yoweri Museveni, que gobierna desde 1986; el eterno «líder supremo” de Irán, Ali Jamenei, de 86 años, así como sus colegas Alexander Lukashenko, en el poder en Bielorrusia desde 1994, y el ruso Vladimir Putin, instalado en el Kremlin desde el año 2000. Todo ellos, además, amigos y aliados de Daniel Ortega.
Y qué decir de Hassanal Bolkiah, sultán de Brunéi, que asumió a los 21 años y ya cumplió 79 (1967-2025) sin visos de pretender ceder el sultanato.
Un «infarto silencioso”
A mediados de 1994, Daniel Ortega sufrió un «infarto silencioso” y fue atendido en el hospital militar de Managua. Los médicos dijeron que el entonces líder opositor sandinista padecía una obstrucción arterial debido, entre otras causas, al consumo desenfrenado de nacatamales, un plato típico nicaragüense preparado con masa de maíz, carne, arroz, papa y manteca de cerdo.
Más recientemente se le ha atribuido una colección de afecciones severas, incluyendo lupus e insuficiencia renal crónica, mismas que lo obligarían a viajar con frecuencia y en secreto a Cuba para recibir tratamiento especializado. En ocasiones desaparece de la escena pública hasta por meses, lo que da pie a repetidos rumores sobre su muerte.
Algunos medios independientes aseguran que en el supervigilado complejo residencial de varias manzanas en el reparto El Carmen de Managua, que alberga las viviendas del numeroso clan Ortega Murillo y las oficinas de los «copresidentes”, hay también clínicas, ambulancias y médicos listos para socorrer al anciano mandatario en caso de emergencia.
Mientras tanto, las leyes han sido reformadas para permitirle a Rosario Murillo seguir gobernando el país, en compañía de sus hijos y sin tener que someterse a una elección presidencial cuando su marido pase «a otro plano de vida” o a «la inmortalidad”, sitios que la poderosa primera dama de Nicaragua suele reservar para sus máximos héroes.
Por: Noticonexion/efe/afp